Adaptación a la Gran Ciudad


"El pasado esta en los pasos dados, el presente en la acción y el futuro a la vuelta de la esquina y sobre el mismo camino."
8 meses ya desde en que dejé España y en todo este tiempo llego a varias conclusiones sobre Argentina.
Realmente creo que 6 meses son los necesarios para que una persona se adapte a un cambio de ciudad como puede ser Argentina, aunque obviamente este tiempo varía quizá en la distancia a casa, puedo decir que ya estoy totalmente adaptado a la vida argentina y eso se traduce en que ya no me sobrepasa la actuación de cierta gente y la tolerancia de otra. Ya me acomodo bien en los autobuses y tengo claro que voy a pasar mucho calor este verano.
Realmente en estos meses pasas por varias etapas:
La primera de ella es de maravilla por conocer una ciudad nueva, normalmente los primeros días lo pasas saboreando cada rincón de Buenos Aires, a cada esquina que pasas se te queda la boca abierta e incluso puede ser casualidad pero  un de repente te encuentras con gente que le encanta ver a un español por su tierra. Todo el mundo te parece genial y todos te dicen que triunfaras en la empresa y se remontan a historias de sus antepasados españoles o italianos y como llegaron aquí a buscar esperanza y encontraron una casa y un hogar en donde prosperar.
A partir de ahí, parece que las cosas empiezan a molestar, quizá por el hecho de empezar a comparar todo con España y ver que las cosas no son tan buenas. Lo primero quizá es ver que la gente va a otro ritmo, que no es tan estresante como en Europa y luego que la organización de cualquier cosa. 
Luego te das cuenta que el hecho de pensar así no es propia de Argentina, sino de la rutina que tarde o temprano nos lleva a cada uno a tener un camino ya marcado y predefinido y eso hace que te acomodes si o si a la vida que estas viviendo, y  eso amigos, pasa en todas las ciudades del mundo.
Así que de repente llega un momento que vuelves a aceptar a la ciudad como tu casa y ver a la gente como vecinos ya que pese a ser una gran ciudad también te encuentras y te topas con la misma gente en cada esquina.
Pese a tener unos horarios caóticos. en el "colectivo" pasa mas de lo mismo. Todos tienen ese camino marcado que solo se desvía por unos cuantos centímetros y que nos hacen tomar el mismo bus a distintas horas. Observas donde suben y donde bajan y eso te sirve para saber donde situarte por si no quieres ir de pie.
La rutina aun así, embarga a todos pero lo curioso es que el carácter argentino hace que cualquier leve cambio haga desatar una oleada de buen ambiente. 
Un ejemplo es el siguiente. Normalmente el autobús es una tumba. Es un sitio donde todo el mundo se sitúa para poder sentarse lo antes posible, intentando no molestar mucho al de al lado. El otro día sin ir mas lejos en uno de esos trayectos serios y oscuros, el autobús tuvo un percance con otro camión y como consecuencia tuvimos que bajar y esperar otro colectivo para colocar a todos. Este hecho provoco que todo el mundo hablara con su par situado a los lados, comentando que esto ocurre mucho, que que casualidad etc. Pero ese suceso desata una complicidad y un dialogo que no se daría de no ocurrir un suceso así.
Y es que es así el carácter argentino, creo que les encanta hablar y debe ocurrir un detonante para que se lancen a confiar en el que tienen al lado. Después de eso ya vienen las preguntas típicas que de donde soy, que hago aquí etc.
De esta manera, poco a poco vuelves a tener confianza en ellos y en la ciudad y haciendo un balance llego a la conclusión que o bien he tenido suerte o bien que Argentina te trata bien.

"El tiempo es pasado, presente y futuro que se recicla en cada instante para ser vivido y revivido"