“La revolución es
el pensamiento llevado a la acción” Emma Goldman
Y
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es que lo ocurrido
estas últimas semanas en el barrio que me dio cobijo los últimos años es el
fiel reflejo del hartazgo que ha llegado una sociedad que a lo largo de muchos
años ha visto con pasividad como los poderes políticos elegidos de forma democrática
han aprovechado ese poder que el pueblo les ha dado para crear unas leyes a su
antojo y semejanza y reflejando lo más ruin de una clase política acomodada y
acostumbrada a la impunidad.
Burgos es una ciudad
pequeña que durante mucho tiempo ha estado gobernada por uno u otro signo político
pero siempre detrás de una oligarquía de intereses empresariales que conceden
los gobiernos a cambio de grandes favores. Debido a esto los favoritismos en
los ámbitos más codiciosos como son la construcción no deja de caer en manos de
estos elegidos. Ellos cocinan las leyes, las guisan y ellos se las comen. Sin
repartir y mientras tiran las migas de las sobras de los restos a los que realmente
sudan la frente para salir adelante y todo con la complicidad de medios de comunicación
pertenecientes a estas cabezas propias del
caciquismo neoliberal que con sus titulares en letra negrita y a doble
tamaño intenta convencer a la población de que esa forma de actuar es la
correcta para llevar a España a lo mas alto del panorama internacional.
Burgos ha sido la chispa de
una sociedad que aun con la posibilidad de que se ahogue en un mar de
combustible y con el paso del tiempo deje esta acción en una batalla perdida
pero ya de por sí ha hecho cambiar formas de pensar y puede ser que de la peor
manera porque tras meses y meses de negociaciones pacificas llega por fin la acción
directa en la que vecinos y ciudadanos salen a defender los derechos, los
derechos de no sufrir recortes y más recortes, en la educación, en la sanidad,
en la justicia en todo aquello que debe representar la verdadera marca de un país.
Salen a decir a los gobernantes que pese a tener su voto este es precisamente
para gobernar con la más decente y lucida de las actuaciones y si a alguien
tiene que enriquecer es a la sociedad, y no a la propia arca de los políticos.
En la década de los 50 en
Sao Paolo Brasil, Ademar Pereira do Barros llego a la cúpula de la ciudad con
un slogan poco prometedor. “Ademar rouba mas faz”, Ademar roba pero hacer, y es
lo que últimamente nos acostumbras nuestros políticos a los que además se les
llena la boca con exaltaciones al patriotismo y a la crítica de todo aquel que
les increpa. Ellos nos dicen que hemos vivido por encima de nuestras
posibilidades cuando justifican que existe la corrupción interna aunque la que
les toca al lado la niegan rotundamente. Nadie quiere que le toquen el
bolsillo.
En distintos momentos mientras
pensaba estas palabras y buscaba información escuchaba entrevistas en las que
se decía que si España quisiera controlar la cantidad de incorrecciones que se
realiza en su seno deberían contratar a cientos de funcionarios. Es decir, de
manera indirecta se les escapa la vida corrupta que campa por sus pasillos.
!!La sociedad está harta.¡¡
Desde el punto de vista de Latinoamérica, la sociedad ha
sufrido mucho la corrupción y lastimosamente a nadie de la vieja Europa le
gusta que le comparen con estos países del nuevo continente. No les gusta pese
a saber que gracias a los movimientos sociales Latinoamérica camina hacia un
futuro más libre y más autosuficiente.
Movimientos sociales que desde Argentina hasta México han
tumbado gobiernos y que pese a las dificultades vividas a lo largo de 500 años
actualmente ofrecen ciertas libertades que otros países europeos no poseen y
aunque existen aún problemas de la violencia o de la corrupción, toca por medio
de nosotros saber y comprender la raíz de este problema y no solo la cabeza,
que es lo que sufrimos ahora.
España sufre desde años atrás una grave crisis y si bien
se dice que estas se crean en procesos cíclicos, a este paso nos
acostumbraremos que los procesos de tranquilidad y de crecimiento sean los que
de verdad sean cíclicos mientras vivimos de crisis en crisis. Mientras, la
paciencia se acaba, se termina y transforma la conciencia en violencia que se
desata contra la clase de arriba que poco a poco ve cumplido sus sueños.
Manejar como marionetas a la clase obrera.
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