Finalizan las Navidades por fin y todo la vida toma de nuevo su cauce del se desvió a principios de diciembre, y esto quiere decir que aunque ya estoy acostumbrado a la vida argentina, estas fechas trastocan un poco los sentimientos y las sensaciones por mas que uno quiera luchar contra ellas. Esos sentimientos se traducen en la sentirme desubicado de lo que toda la vida he visto.
En lo material, pues las Navidades argentinas se hacen raras, curiosas muy diferente. Hasta ahora siempre he pasado estas fechas ataviado en gordos abrigos para aguantar el frío burgalés o la humedad vasca, siempre miraba al cielo a ver si despertaremos el nuevo año rodeado de nieve y sobre todo las fechas mas señaladas con los olores de la leña mojada, los asados de mi madre y la tierra de los campos de Torrepadre, mi pueblo donde viven mis padres y con los que he compartido todas y cada una de las navidades.
Por ese lado se hace mas difícil. El pensar que dejo a mis padres solos, o que aunque tengan la compañía de mi hermana, creo que para aunque a unos padres no es fácil saber que su hijo esta lejos, y aun sabiendo que estoy bien, tanto para ellos como para mi se hace duro.

Los belenes vivientes no son tan comunes por aquí pero los que hay carecen de los tres personajes mágicos los cuales ya no se si son de oriente o son de Andalucia.
La estrella de Oriente si que brilla en lo alto de arboles ostentosamente decorados en centros comerciales y algun que otro parque aunque a su alrededor en vez de patinadores sobre hielo se ven paseadores de perros y paseantes acalorados.
Sustituyo las partidas de cartas, mus y siete y media al agradable calor del fuego por charlas al alivio del ventilador.
Asi es la estampa navideña argentina, la cual dista mucho de los Chrismas navideños que de pequeño dibujaba y como siempre digo, esto también tiene su encanto.
De esta manera, y sobre todo enlazando la amistad y nuestras costumbres, el día de Navidad comí con la familia que me ayudo y animo a dar los primeros pasos en Buenos Aires, y sobre todo a los que infinitamente agradeceré extendiendo la charla toda la tarde con una merienda a base de mate y pan dulce.
El día de Nochevieja quizá es otro día que añoro notablemente pero las penas compartidas son menos penas por lo que varios jovenes españoles (y una argentina) no empecinamos en crear el ambiente y la tradición española a la situación y lo conseguimos con una cena "tipical spanish" y sobre todo el festejar la llegada del Nuevo Año 2013 a la misma hora que nuestras familias y amigos. Es decir, nos tomamos las 12 uvas a las 8 de la tarde, 00.00 horas en España y así sentirnos por un ratito como en casa. Todo esto fue gracias a Jonatan que se lo curro mucho y a la compañía Diego, Paola, Rebeca y María Jesús que decidieron venir en estas fechas de vacaciones y el mismo Jonatan.
P.D. Esta entrada quiero dedicársela a mi familia que ellos saben cuanto les echo de menos pero que saben que estoy feliz de este gran paso.
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