Burgos ciudad Bravía

B
urgos no fue mi ciudad natal. Quizá tampoco ha sido la ciudad que ha marcado mi infancia y ha forjado mi carácter pero como bien dije en anteriores post, cada persona es como un árbol y siempre tenemos más de una raíz a la que debemos dar gracias de nuestra personalidad y sin duda esta ciudad lo es.


Panorámica de Burgos desde el Castillo al atardecer
Provincia natal de mis padres, ciudad que en sus épocas fue gloriosa acogedora de reyes y caballeros, hoy Burgos es una elegante ciudad a la orilla del rio Arlanza que vive a la sombra de su gran Catedral se cobija bajo las mantas para soportar el frio que en ocasiones sirve como llamada turística y es que pese a que el verano en España es caluros Burgos no le hace caso y se queda en un eterno invierno que nos deleita de vez en cuando con algún que otro rayo de sol.
Burgos, ciudad bravía, me atrajo desde el primer momento que decidí dejar mi casa para estudiar aquí y desde entonces dividió mi corazón en dos grandes partes de la que sin duda alguna en esta tierra dejo mis mejores momentos. En esta ciudad aprendí a ser adulto a ser responsable, a ser yo mismo, en esta ciudad encontré gente que pese al carácter duro en las primeras conversaciones en las siguientes te abren su casa y te la ceden sin contemplaciones. Así es Burgos pequeña pero llena de encanto, vieja pero a la vez madura y vigorosa.




Los aires fríos de las sierras hacen mella en las pieles del burgalés pero no hielan sus corazones. A Burgos le tengo que dar tantas veces las gracias que me quedarían sin aliento.

Si Burgos fuera mujer sin duda enamoraría a la primera vista.
El símbolo más importante de Burgos es su catedral. Siglos y siglos de pie sin cansarse y siempre con sus puertas abiertas a toda la gente y en especial a los peregrinos que van en procesión y es que esta ciudad es alto obligatorio en el duro camino hacia Santiago de Compostela.


El famoso Papamoscas dentro de la Catedral

Burgos, con su magnífica gastronomía no solo es una lugar maravilloso a los ojos sino que el buen yantar está presente en todas sus céntricas calles. En todas ellas una gran variedad de bares con geniales tapas y pinchos nos sirven cada día de exquisitos aperitivos.


Otro de los lugares típicos de esta ciudad es el Paseo del Espolón, la sala de Burgos, a la orilla del Rio Arlanzón se dibuja este paseo que con cada estación cambia su imagen y que siempre es precioso. A la sombra de los cipreses podados con mil formas y a los plátanos de sombra que en otras épocas se ven anudados unos a los otros recorremos este paseo de la ciudad.







La ciudad también encontró su soporte económico gracias al Museo de la Evolución Humana, MEH y los descubrimientos de restos homínidos en Atapuerca y gracias a esto, la ciudad vivió una transformación renovando sus paseos atrayendo de esta manera a miles de turistas al año.

 






Burgos encanta, le verdad sea y vuelvo a decir que mi corazón se divide con esta ciudad porque la quiero y la llevo muy dentro de mí por lo bien que me ha tratado, por la simpatía de su gente que te abre las puertas de par en par. Pese a que la mayoría de la gente es mayor debido a la despoblación de las zonas rurales, todavía sigue su carácter jovial y transformador.
Así es Burgos ciudad de héroes.



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