ace poco
buscando por internet y leyendo algo de la historia humorística de Argentina encontré
a uno de estos personajes que aunque ya hace tiempo de sus actuaciones se podría
extrapolar a estos tiempos.Este personaje se llama Tato Bores y tenia un humor político,
acido e inteligente con el que consiguió el respeto de varias generaciones.
Uno de los
monologos que mas me gustó es el siguiente:
“La culpa de todo la
tiene el ministro de Economía dijo uno.
¡No señor! dijo el ministro de Economía mientras buscaba un mango debajo del
zócalo. La culpa de t...odo la tienen los evasores.
¡Mentiras! dijeron los evasores mientras cobraban el
50% en negro y el otro 50% también en negro. La culpa de todo la tienen los que
nos quieren matar con tantos impuestos.
¡Falso! dijeron los de la DGI mientras preparaban
un nuevo impuesto al estornudo. La culpa de todo la tiene la patria
contratista; ellos se llevaron toda la guita.
¡Pero, por favor...! dijo un empresario de la
patria contratista mientras cobraba peaje a la entrada de las escuelas
públicas. La culpa de todo la tienen los de la patria financiera.
¡Calumnias! dijo un banquero mientras depositaba a
su madre a siete días. La culpa de todo la tienen los corruptos que no tienen
moral.
¡Se equivoca! dijo un corrupto mientras vendía a
cien dólares un libro que se llamaba "Haga su propio curro" pero que,
en realidad, sólo contenía páginas en blanco. La culpa de todo la tiene la
burocracia que hace aumentar el gasto público.
¡No es cierto! dijo un empleado público mientras
con una mano se rascaba el pupo y con la otra el tuje. La culpa de todo la
tienen los políticos que prometen una cosa para nosotros, y hacen otra para
ellos.
¡Eso es pura maldad! dijo un diputado mientras
preguntaba dónde quedaba el edificio del Congreso. La culpa de todo la tienen
los dueños de la tierra que no nos dejaron nada.
¡Patrañas! dijo un terrateniente mientras contaba
hectáreas, vacas, ovejas, peones y recordaba antiguos viajes a Francia,
Alemania y Holanda, y añoraba el placer de tirar manteca al techo. La culpa de
todo la tienen los socialistas y comunistas.
¡Perversos! dijeron los del politburó local
mientras bajaban línea para elaborar el duelo. La culpa de todo la tiene la
guerrilla trotskista.
¡Verso! dijo un guerrillero mientras armaba un
coche-bomba para salvar a la humanidad. La culpa de todo la tienen los
fascistas.
¡Malvados! dijo un fascista mientras quemaba una
parva de libros juntamente con el librero. La culpa de todo la tienen los
judíos.
¡Racistas! dijo un sionista mientras miraba torcido
a un coreano de plaza Once. La culpa de todo la tienen los curas que siempre se
meten en lo que no les importa.
¡Blasfemia! dijo un obispo mientras fabricaba ojos
de agujas como para que pasaran diez camellos al trote. La culpa de todo la
tienen los científicos que creen en el Big Bang y no en Dios.
¡Error de cálculo! dijo un científico mientras
diseñaba una bomba capaz de matar más gente en menos tiempo con menos ruido y
mucho más barata. La culpa de todo la tienen los padres que no educan a sus
hijos.
¡Infamia! dijo un padre mientras trataba de
recordar cuántos hijos tenía exactamente. La culpa de todo la tienen los
ladrones que no nos dejan vivir.
¡Me ofenden! dijo un ladrón mientras arrebataba una
cadenita a una jubilada y, de paso, la tiraba a ella debajo del tren. La culpa
de todo la tienen los policías que tienen el gatillo fácil y la pizza
abundante.
¡Minga! dijo un policía mientras primero tiraba y
después preguntaba. La culpa de todo la tiene la Justicia que permite que los
delincuentes entren por una puerta y salgan por la otra.
¡Desacato! dijo un juez mientras cosía
pacientemente un expediente de once mil quinientas fojas que luego, a la noche,
volvería a descoser. La culpa de todo la tienen los militares que siempre se
creyeron los dueños de la verdad y los salvadores de la patria.
¡Negativo! dijo un coronel mientras ordenaba a su
asistente que fuera preparando buen tiempo para el fin de semana. La culpa de
todo la tienen los jóvenes de pelo largo.
¡Ustedes están del coco! dijo un joven mientras
pedía explicaciones de por qué para ingresar a la facultad había que saber leer
y escribir. La culpa de todo la tienen los ancianos por dejarnos el país que
nos dejaron.
¡Embusteros! dijo un señor mayor mientras pregonaba
que, para volver a las viejas buenas épocas, nada mejor que una buena guerra
mundial. La culpa de todo la tienen los periodistas porque junto con la noticia
aprovechan para contrabandear ideas y negocios propios.
¡Censura! dijo un periodista mientras, con los
dedos cruzados, rezaba por el secuestro, la violación y el asesinato nuestro de
cada día. La culpa de todo la tiene el imperialismo.
That's not true! (¡Eso no es cierto!) dijo un
imperialista mientras cargaba en su barco un trozo de territorio con su
subsuelo, su espacio aéreo y su gente incluida. The ones to blame are the
sepoy, that allowed us to take even the cat (la culpa la tienen los cipayos que
nos permitieron llevarnos hasta el gato).
¡Infundios! dijo un cipayo mientras marcaba en un
plano las provincias más rentables. La culpa de todo la tiene Magoya.
¡Ridículo! dijo Magoya acostumbrado a estas
situaciones. La culpa de todo la tiene Montoto.
¡Cobardes! dijo Montoto que de esto también sabía
un montón. La culpa de todo la tiene la gente como vos por escribir boludeces.
¡Paren la mano! dije yo… mientras me protegía
detrás de un buzón. Yo sé quién tiene la culpa de todo. La culpa de todo la
tiene El Otro.
¡El Otro siempre tiene la culpa! ¡Eso, eso!
exclamaron todos a coro.
El señor tiene razón: la culpa de todo la tiene El
Otro.
Dicho lo cual, después de gritar un rato, romper
algunas vidrieras y/o pagar alguna solicitada, y/o concurrir a algún programa
de opinión en televisión (de acuerdo con cada estilo), nos marchamos a nuestras
casas por ser ya la hora de cenar y porque el culpable ya había sido
descubierto.
Mientras nos íbamos… no podíamos dejar de pensar:
¡Qué flor de h. de p. que resultó ser El Otro...!”
Quien tiene la culpa de lo que ocurre en España??Tambien el Otro?....sin
duda…tan diferentes, tan parecidos.